Hoy es martes y son las 17 hs, habitualmente estaría aún en la oficina y no llegaría a casa hasta dentro de 1 hora y media, pero hoy es distinto. Hoy hace 5 días que estoy en casa como tantos miles de millones de personas en el mundo. Mientras empiezo a escribir este nuevo post me doy cuenta que pasó el verano y que la última vez que escribí aquí fue en diciembre…Hoy, con una taza de café al lado, en mi jardín rodeada de plantas disfrutando de días de verano (aunque ya comenzó el otoño) me siento a escribir.
Hoy más que nunca agradezco haber creado mi refugio en mi propia casa. Pienso que soy una privilegiada por vivir donde vivo, mi casa es pequeña, pero tiene un hermoso jardín, escucho los pájaros, veo el sol siempre. A mi casa no solo la construímos, a mi casa la fuimos creando. Hoy no sentimos el encierro, no nos pesa, hoy más que nunca es nuestro refugio. Pienso en tantos que tienen muy poco espacio, pienso en quienes les sobra espacio pero no lo sienten, pienso en aquellos que nunca quieren regresar a casa porque no quieren estar allí con quien viven. Y pienso que todo lo malo tiene algo bueno, y pienso que de todo deberíamos preguntarnos en que punto estamos. Y si cuando todo pase seremos capaces de cambiar las cosas.
En el mes de enero escuchamos la palabra corona virus y no dimensionamos que algo que había comenzado en un país tan lejano, por lo menos para nosotros, como China, dos meses mas tarde se iba a convertir en esto. Se que estos días son diferentes para todos, algunos viviendo la enfermedad a flor de piel, con familia en hospitales, otros con abuelos o padres en geriátricos a los cuales no pueden visitar, otros no pudiendo despedirse de ellos. Otros luchando en la línea de guerra, en hospitales colapsados, abriendo un mercado o una farmacia todos los días para que no nos falte lo básico. Otros tomando quizás las decisiones mas importantes de sus vidas, como parte de gobiernos, como presidentes de naciones. Poniéndose de acuerdo entre diferentes ideologías. Entendiendo que si no nos unimos esto no termina.
Supongo que cada uno está capacitado para sobre llevar la parte que le toca. Yo por mi parte estoy aquí, en casa, como tantos, haciendo la parte que me toca, cuidándome, cuidándonos. Y no pudiendo tolerar la falta de empatía de aquellos egoístas que uno escucha o ve que se van de veraneo, que no respetan la cuarentena, exponiéndose a ellos mismos y lo que es mucho peor, exponiendo al resto. En estos momentos es cuando uno ve las verdaderas caras de la gente. Mi abuelo decía: en la cancha se ven los pingos (caballos) y es así, en medio del juego uno ve realmente quien es quien.
No puedo dejar de pensar que este virus nos viene a decir tanto en estos momentos. Siento que el mundo no para, la rapidez nos lleva puestos. ¿Cuántas veces no nos vemos con familia, amigos?¿Cuántas veces dejamos para mas adelante leer este libro, mirar tal película, cocinar algo que nos gusta? Porque estamos cansados, porque esperamos el fin de semana para dormir un rato mas, porque lo haremos después, porque no nos dá la vida. Esa es una frase que repetimos. No me da la vida. Necesito un día de 48 horas. Este virus nos puso en pausa. Y yo no creo que todo sea porque sí. Nos puso en pausa y en modo presente. Todo va cambiando día a día, vivimos HOY y no sabemos más que eso. Mi única pregunta, o mejor dicho, una de mis tantas preguntas es: ¿nos servirá de algo? ¿aprenderemos? Hace días estamos encerrados, compartiendo con quienes vivimos, haciendo cosas en casa, comiendo, durmiendo y lo que nos permita hacer el espacio en el que vivimos. Sin consumir mas que comida, medicamentos, energía e internet (con la cual seguimos comunicados). Y pienso, hoy mas que nunca, que en definitiva no necesitamos mucho más que eso para vivir.
Nadie niega que divertirnos, salir a un parque, cenar con amigos, tomarnos un trago, ir al cine, viajar, son cosas que hoy son parte de nuestra vida y a la que no vale la pena renunciar. Sin embargo necesitamos tan poco para vivir. ¿Después que pase todo cambiará algo en la forma en que consumimos? En principio será una consecuencia de la crisis económica mundial, simplemente no consumiremos porque no tendremos dinero, pero ¿y después?. Cuando todo se recupere, ¿cambiarán las miradas? Esta enfermedad nos irrumpió y nos tomó por sorpresa. Y si bien contamos todos los días las víctimas también contamos aquellos que se curan (que son muchos mas), ahí es donde están la ESPERANZA y la FE. Porque de todo esto vamos a salir. Estoy segura que así va a ser. Mientras tanto sigamos en casa. Cuidándonos.