Creo que nada se iguala a la mañana de los domingos. Hay quienes esperan el domingo para dormir más pero yo no. Si bien no madrugo como el resto de los días de la semana, para mí la mañana del domingo tiene un encanto especial y si es en otoño con el sol brillando como el de hoy, el plan simplemente es perfecto. Son los tiempos sin reloj, el desayuno y luego seguir con mate. Leer, escribir y disfrutar del silencio, porque si algo disfruto de mi lugar es eso, el silencio y la paz. Dicen que los humanos nos dividimos en búhos o alondras. Definitivamente soy alondra, mi noche se creó para meterme entre las sábanas, una buena almohada, apoyar la cabeza y hasta mañana. Hay quienes sufren de insomnio, no conozco esa palabra. Duermo, sueño y me despierto temprano...a disfrutar de mis mañanas, a disfrutar de MI MOMENTO del día.
Mis mañanas de domingo tienen siempre a Lolav y Morgan (madre e hijo respectivamente) él chusmea por la puerta ventana, ella duerme al calor de la estufa.